Tardé más de un día en volver... adaptarme a Buenos Aires me está costando mucho. Pienso que la ciudad no es orgánica. Porque si lo que está adentro está afuera, y viceversa, estamos indigestados de edificios, líneas rectas, dureza del cemento. En cambio más cerca de "la naturaleza" estamos más integrados, más blandos, acuáticos, redondos, como nuestros cuerpos.
En fin, la excusa es traer algunas otras fotos.
Acá en la posada en Purmamarca. Una casa vieja con artesanías de barro y gente antipática que atendía... tal vez les molestan los turistas, o ciertos turistas.
El pueblito de Uquía, con su iglesia de 1691. Ya hacía 200 años que los españoles habían llegado a América.
Cardones en el camino Uquía -Humahuaca. Lo hice caminando con una parejita que conocía ahí. Lindos 12 km.
Casi fin de caminata. Me registro para formar parte del paisaje.
Por si les interesa, algo de lo que está pasando en la Quebrada desde que fue declarada patrimonio Mundial de la Humanidad.
De tan hermosa es el mapa de un suspiro, pero nuevos habitantes la incomodan: la voracidad por la tierra, la ambición, las construcciones desordenadas, la falta de agua, la acumulación de basura son algunos de los recién venidos. Ni los cardos gigantes, esos granaderos de espinas que desde hace siglos vigilan este valle andino, están tranquilos. Ahora, además de ser atacados por polillas, comparten laderas con decenas de carteles recién pintados, muchas veces con imprenta mayúscula, como si quisieran imponer un grito. Uno dice: "Prohibido el ingreso. Propiedad privada". "