
"A veces, es la medida de tiempo que más me gusta" .
- Rita, en la película "El Abrazo Partido" de Daniel Burman
Mencio
"El gran pensador chino Mencio (c. 372-c. 289 a. C.), uno los principales representantes de la escuela confuciana, vivió en pleno Período de los Estados Combatientes (siglos V-III a. de C.).
Mencio recogió las idea morales de Confucio y las transformó en una teoría de la benevolencia que se convirtió en el núcleo de su ideario político.
Tras equiparar las relaciones entre gobernantes y gobernados a las existentes entre padres e hijos, abogó por que los gobernantes se preocuparan de los sufrimientos de los súbditos como si fueran sus padres y que los súbditos sirvieran a los gobernantes como a sus propios padres.
Basándose en sus experiencias del Período de los Estados Combatientes, Mencio sintetizó la ley del auge y decadencia de los reinos en esta célebre máxima democrática: “Lo más importante es el pueblo; el estado lo es menos; y el soberano, menos aún”.
La madre de Mencio se muda tres veces de casa
Mencio era una persona con gran sabiduría y buen corazón que nunca admitió ninguna influencia perniciosa. Vivía cerca de un cementerio cuando era niño. Veía funerales y entierros muy a menudo, por lo que imitaba los funerales cuando jugaba con otros niños. Por ejemplo, la queja de una viuda: “¿Cómo podría vivir sin ti, cariño mío?”, Mencio la repetía muy a menudo. La madre de Mencio, al ver tal escena, exclamó:
—¡Ay! Éste no es un lugar apto para educar a mi hijo; tengo que mudarme de casa.
Luego se mudaron a una calle cerca de un mercado ruidoso. Observando todos los días cómo se vendían mercancías, Mencio aprendió la manera de hacer negocios al estilo de los comerciantes del mercado:
—¡Venga! ¡Venga! A comprar el mejor cerdo! —imitaba Mencio.
—¡Aquí tampoco hay un buen ambiente para la educación del niño! Creo que tengo que mudarme otra vez de casa —exclamó la madre después de ver el comportamiento de Mencio.
Al final, se mudaron a una casa cerca de un colegio donde Mencio se acostumbró a estudiar como los alumnos de la clase, y así logró aprender espontáneamente las reglas de urbanidad y la forma de estudiar bien.
—¡Aquí hay buen ambiente para vivir! —dijo entonces alegremente la madre de Mencio.
Cortar la tela para educar a su hijo
Poco tiempo después de que Mencio empezara a ir al colegio, un día su madre le preguntó:
—¿Qué has aprendido hoy en la clase?
—¡Yo qué sé!
Mencio ni sabía cómo contestar, ni sentía vergüenza. Enfadada, su madre cogió un cuchillo y cortó la tela que estaba tejiendo en el telar.
—¿Mamá, por qué has cortado la tela si está bien hecha? —preguntó Mencio sorprendido.
—¡Si uno no quiere estudiar con ahínco, será como tela cortada que nunca volverá a tejerse en una tela entera! ¿Para qué te sirve ir a clase si no lo aprovechas para aprender algo? —contestó disgustada la madre.
Gracias a la lección que le dio su madre, Mencio comenzó a estudiar con tal ahínco que al final llegó a ser un hombre de gran erudición. Pero su época no le favoreció: eran entonces los últimos años de la dinastía Chou, en que los reinos luchaban entre sí para conquistar más poder. Lo que más necesitaban los reyes era una doctrina que les sirviera para ensanchar su territorio y ganar guerras para gobernar en toda China. En cambio, Mencio condenaba las batallas e insistía en la doctrina política confuciana de gobernar el estado con doctrina humanitaria y justicia. Como esto no era lo que los reyes necesitaban, todos rechazaron a Mencio. El rey del Reino de Chi dijo:
—Lo siento mucho, pero lo que necesita mi país es una persona que me pueda ayudar a ganar las batallas.
El rey del Reino de Liang también le dijo a Mencio:
—¿Quieres que promueva la doctrina humanitaria? ¡No, no…, no me sirve ahora!
Mencio recorrió los reinos de Chi y de Liang, pero no pudo lograr ni una oportunidad para servir al rey.
—Ahora están guerreando por todas partes, ya es imposible realizar mi ideario político. ¿Por qué no lo dejo y me vuelvo a casa? —pensó desilusionado Mencio.
Por ello, cuando Mencio regresó al Reino de Chou, se dedicó a investigar y promover el pensamiento filosófico confuciano y a terminar de escribir con sus alumnos el libro titulado Mencio. La posteridad le considera como el mayor sabio y maestro después de Confucio. La madre de Mencio se mudó tres veces de casa sólo para darle una buena educación y al fin logró el éxito. Acabada su educación, Mencio llegó a ser un gran personaje en la historia de China. Su ejemplo nos enseña que el éxito de una persona no sólo consiste en su constancia en el trabajo, sino también en el medio en que se desarrolla su educación.