domingo, diciembre 19

Juan Antonio Vasco - Los Trenes

Los trenes

Los trenes no tienen médula y el desastre les lleva
la cola porque se casan cada noche con la
posteridad
Su
numerosa familia se seca las manos en el
delantal proyecta gozosos asesinatos
grita o ríe en la noche por los pequeños ojos de
buey iluminados de luz de hueso
Un pasajero de anteojos de carey lleva de la mano
a
la niña recién salida del internado
la muchacha núbil prometida a los rieles y las
ruedas del accidente
Ella canta sin embargo canta y agita sus manos de
fósforo
perdonando a todos sus enemigos
Los hombres viajan sujetos con la cola de marfil
a
los asientos
Las mujeres van más sueltas porque su sexo las
libra de todo mal

Juan Antonio Vasco - Justicia para la Banda Oriental


Justicia para la Banda Oriental

Puesto que no somos hijos de ángeles
sino a penas americanos
de esta ciudad no quedará gran cosa
von diesen Städten wird bleiben
de estas ciudades solo quedará
el viento el viento el viento
der durch sie hindurchging, der Wind!
el que las atraviesa, el viento
puesto que nuestro pan sale del horno
tan tarde y tan pálido
quedará sólo el viento
en el río como mar
considerando que el hambre es nuestra
hermana parca o frugal como tú quieras
parca sin atenuantes Parca
de este país hecho con diarios
impreso en blanco y negro
sepultado

Bajo su catarata de periódicos
hecho como un barquito de papel
sólo perdurarán huecos en las encías
en la boca de América
porque
puesto que
visto y considerando que
siete mil metros de Aconcagua equivalen
a qué
equivalen a equi
equiquequequequé
que América tiene
que América no tiene
el viento
los periódicos
y quizás la niebla del río como mar
quizás la niebla desgajada por el viento
arrastrando proclamas en la madrugada
sonetos y discursos
considerando
que en la calle Bacacay nació Ducasse
que abrió un surco de sangre en nuestra vida
ciudadanos del viento
lejos de la infeliz la deslumbrante América
muy lejos de muy lejos
que abrió un surco de sangre
pido justicia para el Uruguay
no se lo lleve el viento
no se lo lleve
el viento

sábado, diciembre 18

Juan Antonio Vasco - Déjame Pasar



Déjame Pasar


A bordo de la chalana el Orinoco parecía poca cosa
porque yo llevaba puesto mi sombrero guayanés
Adiós adiós mirador
adiós mi amor
Mi sombrero de palma sujeta el sol en Angostura
aguanta el viento en Guasipati
y pica el toro en Maracay
Aguanta porque si
Ahora tocan a cuarenta por cabeza adiós adiós
ahora las gaviotas hacen lo que ellas quieren
Ahora Bolivia delira de hambre porque sí
Vamos a los cuarenta
y mis paisanos cantan
la marinera en el Perú
bailan el Tamunangue porque sí
Bucaramanga Siquesique Chascomús
Orinoco de agua grande
que van al mar
déjame pasar

A bordo de la chalana mis paisanos hablan en español
los de los Andes con los dientes
los del llano con la garganta
allá con mal de páramo y soroche
allá con puna
con papa helada con violetas
aquí con palma y tamarindo
con tapara de ron

Entre la pega el asfalto el arenal de Soledad
remo machete perro
atarraya curiara
y el sabor de sangre en la boca
cuando hablamos en español
Adiós mirador de Angostura
adiós mi amor

Vestido de lino blanco
pasó por el caserío
Vestido de lino blanco le daba con el garrote
le dio con el arreador
Con el machete le dio por el pecho
de punta y hacha le dio
Ahí lo dejó con las tripas
como pa' que hiciera cuerdas
lo dejó haciendo América con los huesos
y adiós

Cuánto consentimiento cuánta gloria
cuánto candor cuánta ferocidad

Río Manzanares
déjame pasar

Yo no soy venezolano
pero soy de por aquí
de las cuatro estaciones
Pregunto por el camino y voy
Se me da razón porque soy
y se me da sonrisa y se me da palabra
sabrosa
en español
Uso chaqueta de escarcha duermo en chinchorro de sol
le doy la vuelta al mundo y paso el río
porque pido permiso
un permisito
y dejan pasar
Paso el agua como el aire con el tabaco en la boca
paso cuando hay que pasar

la tierra donde nací tiene rollo para rato
silbando se recorre
tanto maizal
y mi padre con la cintura llena de patos
volvía de cazar
Viene de los bañados
cruzando el alfalfar

Yo soy hombre del sur
argentino
de las cuatro estaciones
donde el aromo es primavera
cardo violeta el verano
viento el otoño
barro el invierno
y el campo mi moridero
de ciudadano natural

Te vi la cara y la mano
cuando te oí cantar
te vi la ropa y la casa
cuando te vi llorar
te vi desnuda en la cama
con la boca redonda
cuando la vida entraba por la ventana
porque me dabas
amor
y pan

Tierra Venezuela pecho de montaña
dame la mano a besar
no me la pongas al hombro
porque me suelto a llorar
Dame café que es de día
y la mañana se va

Pero los ojos de los amigos ya no se van
el temple de estos huesos que tú hiciste de nuevo
no se va
los minutos que hormiguearon en los días de los kilómetros
no se van
las playas y los sollozos y las grandes desgracias los amores las infinitas frutas
y las candelas que se quedaron sin apagar
los nombres de maíces y de peces
los instrumentos huecos
y el memorial de flores
no se van
los bellos nombres de Venezuela
no se van
Ni la casa de Ospino se va
ni la niña de Chachopo se va
ni Caracas se va
ni esta trenza de mis entrañas con tus bejucos ni estas orejas de nácar que suelta tu mar

déjame pasar


viernes, diciembre 17

Juan Antonio Vasco - Poemas




Pasaje de Vuelta


He vivido en otros países
muchos años
ya no sé cómo se llama aquí la resignación

Ha empezado a pitar el telégrafo del río
Flota la carabela hacia el país natal

Ahora una mujer nupcial avanza en sus cendales
hacia la mesa-lecho
pero no para mí
no para el emigrado húmedo de vino sórdido

No para mí

Entonces la aventura termina y estos caballeros
blancos que me circundan no admiten
confusión

Arranca los manglares de la memoria
arroja los sombreros levitados por la presión arterial
de América
apaga el hervor de tu cabeza libre
y acomoda el cuerpo a su eje
el alma a su nicho
en la habitación fuliginosa

A vos que estás en el cielo de Buenos Aires
si estás
pido coraje y sentimiento
Dame un pan de pasto con su tierra para comer
Dame mi escarapela de sumiso mi garita de enfermo
mi guitarra de ausente
Dame mi guardapolvo de argentino


de la antología "Déjame Pasar", Ediciones Ultimo Reino, 1988