El Teatro Negro de Praga, fundado en 1986, utiliza una técnica basada en los principios del antiguo “gabinete negro”. Sobre un escenario en el que predomina la oscuridad –en telones, objetos y personas-, todo lo que no sea negro es lo único perceptible para los espectadores.
Con este sencillo artilugio, al que se añaden la danza, la música y las marionetas, se logra introducir al público en un mundo de ilusión y fantasía.
Los actores, que en su mayoría son bailarines, trabajan al ritmo de temas musicales compuestos especialmente para cada espectáculo.
La forma primitiva de este principio se conocía ya en la China antigua y más tarde era aplicada durante los espectáculos de los magos. También fue aprovechado, aunque parcialmente, en la cinematografía (Mélies) y en el arte teatral (Stanislavski). La técnica del Teatro Negro de Praga no significa solamente que los actores vestidos de negro al igual que los accesorios no sean vistos por el espectador, ya que todo lo que aparece en escena adquiere movimiento y vida particular.