domingo, abril 2

En Buenos Aires hay un río, con barcos

Hoy estuve paseando por el barrio de la Boca. Mítico, alguna vez portuario, el que eligieron los inmigrantes italianos a principios del siglo, 1900 y pico, para establecerse. Como no tenían dinero, pintaron sus casas con todos los tachos de pintura que les quedaban de pintar los barcos. Eran casas con frentes de chapa ondulada, rojos, verdes, azules.

Cuando nos vamos acercando, aún dentro el colectivo, se empieza a sentir un olor a río contaminado... a río marrón. Parece irresistible por lo feo, al principio. Luego nada nos recuerda ya esa sensación. Somos parte del paisaje, ciudadano, de casas humildes, de veredas con altos escalones para evitar las inundaciones luego de lluvias intensas.

En la Boca vive gente humilde y no tanto, gente que eligió quedarse cerca de sus raíces, de esos primeros habitantes que mezclaron su nostalgia con los sonidos del tango, de los conventillos donde vivían familias enteras dentro de una habitación, y en el patio común se encontraban a compartir una vida más gris dura de lo que les habían prometido cuando les hablaron de "venir a América" para tener una nueva oportunidad. En esos patios se tejieron historias de cuchilleros, de amores, de solidaridad. Aún persisten algunos, otros han sido convertidos en estudios de artistas plásticos, escultores. Allí vivieron famosos pintores argentinos como Fortunato Lacámera o Benito Quinquela Martín, que pintaba barcos y más barcos, y el reflejo de las luces sobre el agua, cuando el agua estaba seguramente más habitable que ahora...

En la turística zona de "Caminito", se reúnen hoy pintores, músicos y cantantes, bailarines de tango, artesanos, para ofrecer a los extranjeros sus obras y el colorido de sus mundos. Más allá, en otras calles, se ven chicos jugando a la pelota, árboles lánguidos como lo son los sauces, árboles muchos y bellos, atravesados por la luz del otoño. Se ven hombres pintando las puertas de sus casas o lavando sus autos, o simplemente tomando mate en el cordón de las veredas.

No aconsejan visitar la Boca de noche, hay que ser un habitante para conocer los códigos, es mejor ir con la luz del sol.


Me detuve en un café-galería de arte. Me atraparon las esculturas en hierro, tan sensibles y reales hechas con tuercas y tornillos y otros trozos de metal de todo tipo. Entre tornillos cobró vida un violinista, un murguero, barcos, saxos y contrabajos...

Yo no había almorzado así que tomé un café con leche con un sandwich de jamón y queso. Eran las 4 o 5 de la tarde. Me entretuve sacando algunas fotos las que ví desde la ventana con rejas, esa tela de araña tan amiga expuesta al sol de la esquina del antiguo marco.


Estaba en una casa de 1870, con las paredes blancas y brillantes. Pasé mi tarde entre la fascinación de retratar luces y colores, formas y el perfume de las cosas, y leyendo a Borges, quien me acompaña mucho últimamente.
Les dejo estas palabras y estas fotos. Este es un barrio de mi ciudad, y aún queda tanto por descubrir. Buenos Aires es una ciudad llena de rincones siempre nuevos. No la conozco del todo, pero es mi lugar.

14 comentarios:

xnem dijo...

Si en una ciudad hay y un río con barcos, me interesa. Espero tu comentario cuando gustes. Y si puede ser alguna foto o una postalmucho mejor.
Muchas gracias. Luego lo leo con calma y te digo mas.

xnem dijo...

Me gusta mucho, algo así cortito, me interesa lo vivido mas que lo visto. Por cierto hace meses duermen junto a mi "El Aleph" de Borges y el primer tomo de las obras completas de Julio Cortazar. La otra noche releí "Los dos reyes y los dos laberintos" no tanto porque me interesen los laberintos, -que me encantan- sino porque preparo monográfico sobre el desierto. Uno de mis próximos "viajes temáticos".Abrazo.

Reaño dijo...

Yo nací en un conventillo de la calle Olavarría
después me mudé a un consorcio pa' figurar en la guía
(...)
aunque mi padre decía que la direción exacta fue en Corrientes 348.

La gata que no esta triste y azul dijo...

Gracias por llevarme de la mano por ese barrio.

Noctiluca dijo...

Amigos hispanos, americanos y residentes por alli, Xnem, Reanio, Mahaya, y quienes quieran visitar por aqui, gracias por sus comentarios, despues me di cuenta de que en gran parte lo habia escrito para ustedes.

Luna Guerra dijo...

Qué fermoso relato turístico sobre lo barrio azul e ouro dos meus amores Noctiluquita. Eu morava nu Hotel Fantástico, na calle Iberlucea, onde facía desastre com minha cordiona de seis fileiras e meu conjunto de chamamé tropical Los Chakembói. Besos desde Brasil.

El Piscuis dijo...

Clara, una vez andube por la boca, viaje de egresados de primaria, y al leer tu relato se me vienen vívidas las imágenes. Se que está cambiado Buenos Aires desde esa época, es una materia pendiente volver a ver una de las ciudades más importantes y pintorescas del mundo. No solo para los de afuera escribes, sino también para los de adentro que quizás no conocemos tanto...

Nanny Lidia dijo...

Mis primeros 8 años de casada, para nuestro anicersario ibamos ala Boca a un restauran que se llama El Tiburon (creo) hacian los mariscos mas ricos y ademas habia dos violinistas que venian por las mesas es algo que no olvidare jamas, gracias trajistes recuerdos hermosos.

Reaño dijo...

Mañana escribiré de cómo fue que nací en Buenos Aires...
¿recibiste mis correos hoy?

Reaño dijo...

Bueno, ya no sé si nací en Buenos Aires, pero eso lo explico hoy...

Pam dijo...

Muchas gracias por tu comentario en mi blog. Me pasaré por aquí a menudo!
Saludos!!

PAM

Reaño dijo...

mi corazón ha muerto...

Reaño dijo...

voy a dormir... a Buenos Aires...

elreydelaboca dijo...

Gracias Clarita por caminar por las calles de mi barrio de La Boca, donde nací y sigo y sigo... ¡Viva Buenos Aires! Nos une el amor, nunca el espanto...Ché Borges a ver si parás de cebar esos mates amargos...